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EL GUERRERO QUE SE ENFRENTÓ A LOS CINCO
EL GUERRERO QUE SE ENFRENTÓ A LOS CINCO
 
 
 
 
 
Hace bastante tiempo, cuando la gente vivía en pequeñas aldeas, de manera humilde y temiendo a los señores feudales y a sus secuaces - ejercito y bandoleros -, hubo un hombre que intentó cambiarlo todo.

Cuando este hombre era muy joven, vivía solo en una casita que había heredado de sus padres, y se ganaba la vida ayudando a los agricultores del pueblo. Un día, mientras estaba sentado en el porche de su casita, llegaron al pueblo unos soldados montados a caballo. Esta vez no fue como siempre, no se conformaron con hacer cuatro gamberradas. Cogieron a una joven embarazada y empezaron a besarla y a manosearla delante de su esposo. Este, queriendo defender a su esposa golpeó a un soldado. El soldado se giró, sacó un cuchillo y se lo clavó en el estómago. El pobre esposo cayó al suelo mientras la mujer embarazada gritaba y golpeaba queriéndose deshacer de sus abusadores.

La gente del pueblo se quedó quieta, mirando, con una mezcla de rabia, insolencia y miedo.

El joven muchacho no podía soportar lo que veía, gritaba por dentro y llamaba a Dios recriminándole tener que vivir lo que estaba viviendo y exigiéndole que lo cambiase todo.

Los soldados se quedaron mirando la cara ofensiva de las personas del pueblo y, entonces, el jefe de ellos habló:

- !Quemar las casas y matar cuantos podáis!.

Fue una orgía de sangre y destrucción, el demonio en persona estuvo allí presente.

El muchacho consiguió huir hacia la montaña.

Una vez en la cima de esta construyó una pequeña cabaña y decidió quedarse ahí. Decidió no volver al mundo real si no era para cambiar las cosas. Si la vida tenía que ser lo que vio, no quería vivirla.

Delante de la cabaña tenía una pequeña explanada verdosa y allí se sentó a meditar. No sabía por qué, pero sabía que allí estaría seguro y que nadie nunca vendría a buscarlo. Sentado en ese lugar llamó a Dios:

- ¿Por qué el mundo es así, por qué nos abandonas?- No obtenía respuesta. Entonces dijo:

- Aquí estoy, consciente del mundo, rechazando el mal que hay en él y dispuesto a hacer lo que sea para cambiarlo. !Y no me voy a mover de aquí hasta que me digas como!

Entonces sintió seis presencias, estas se situaron en línea, tres a cada lado enfrente suyo. No las veía, pero las sentía. Era algo que no entendía, pero que sabía que era real. Estas le hablaron:

- Aquí estamos para enseñarte, entrenarte y prepararte.

Después de oír, percibir, o como fuera que hubiera escuchado, sintió una ola de energía recorriendo su cuerpo de abajo a arriba la cual le hizo sentirse flotar. Fue como una limpieza total.

El joven muchacho pasó años en la montaña entrenando, meditando y aprendiendo. Tenía seis maestros de luz que ahora ya veía. El tiempo pasó y el joven se convirtió en un gran guerrero, conocedor del Universo y de sus secretos. Llegó el día de volver al mundo, y así lo hizo.

Bajó montaña abajo hasta que llegó a un pueblo. En él, cambió una moneda muy valiosa de oro, la cual guardaba en un lugar secreto de la montaña y que su padre le había dado antes de morir, por una espada de gran calidad. Entonces, comenzó su lucha:

Al mismo pueblo llegaron un par de soldados a caballo. Uno de ellos bajó de él y empezó a exigir dinero a los comerciantes. El guerrero se plantó delante del soldado y le exigió que se volviera por donde había venido. El soldado se rió y sacó su espada. El guerrero, que llevaba la suya envainada, no la sacó. El soldado atacó y en menos de un segundo este yacía muerto en el suelo. El guerrero hizo unos movimientos rapidísimos golpeando varias veces con sus puños al soldado. La gente que lo vio quedó parada y sorprendida. El guerrero se quedó mirando fijamente los ojos del otro soldado. Este, asustado, sin saber qué hacer, cogió a una joven que tenía cerca y le puso la espada en el cuello. El guerrero, casi sin inmutar su cara, se arrodilló agachando la cabeza y entregándose al soldado. El soldado se acercó, y cuando ya tenía su cuello a tiro, soltó la chica y se lanzó a por él. Fue muy rápido. El soldado quedó tendido en el suelo con su espada clavada en su pecho. El guerrero tenía poderes casi sobrenaturales.

El guerrero se quedó mirando a la gente del pueblo; ellos le miraron con una mezcla de esperanza, miedo, y alegría. El guerrero pidió un poco de alimento y ropas para su viaje y le contó a la gente que iba a luchar por el cambio. Les dijo que no tuvieran miedo, y que contasen lo que habían visto tal y como había sido.

Cuando se fue del pueblo, un sentimiento chocante recorrió su cuerpo. Se sentía mal, culpable y dolorido; y eso era por qué había matado a dos seres humanos. No estaba bien matar. ¿Pero qué podía hacer?

Pasaron tres años en que luchó contra grandes soldados y incluso batallones; y los vencía. La muerte de sus enemigos no le gustaba, pero no había opción. Poco a poco se iba acercando a lo que buscaba. Quería llegar a lo más alto. Quería enfrentarse a los cinco que mandaban en el mundo, a los cinco en la sombra, a los cinco más poderosos que reinaban la oscuridad en la tierra. Y ese día, llegó.

Fue una noche oscura y tenebrosa. Él estaba delante de los cinco, percibía su energía y su poder, y sabía de sobras que podía derrotarlos. Y entonces tubo una revelación:

No serviría de nada matarlos! Una vez muertos otros cinco ocuparían su lugar. Y siempre habría quien lo ocuparía. Además, sin ellos, también habría oscuridad en la tierra, ya que esta estaba presente en todos los niveles de la pirámide. Entonces lo vio todo claro, la lucha definitiva no debía ser armada, debía ser con las palabras. Había que enseñar, que ofrecer, que limpiar, que despertar. Esa sería la autentica victoria, la de la conciencia. Esa sería la que quitaría el poder a la oscuridad y traería la paz verdadera al planeta. Entonces supo que llegaría un día en que esa victoria sería posible, aunque no en ese tiempo. Así que se arrodilló, agachó la cabeza y esperó su muerte. Una vez muerto los seis maestros de luz vinieron a buscarlo y se lo llevaron hacia la luz.

En otro tiempo volvería, y esta vez sería para vivir la victoria verdadera!

EL TIEMPO, ES AHORA!!!
 
Carles Gallego ©2009
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